lunes, 22 de octubre de 2012

“Catalunya dice basta”


La televisión pública catalana puso el pasado día once de septiembre sus ocho canales (Tv3, 33, 324, Sport3, Canalsuper3, Canal3XL, Tv3hd y tv3cat) a dispoción de la causa de la llibertat.
Desde varios días antes, el aparato propagandístico (2.100 trabajadores, más que Telecinco y Antena 3 juntas) ya funcionaba a toda máquina dedicando el grueso de la parrilla a la marxa per la independència. Las transmisiones incluían información sobre líneas de metro, autobuses y lugares apropiados para el estacionamiento. No se fuera a perder nadie.

Catalunya Ràdio, la ràdio nacional de Catalunya (en la Cataluña secuestrada por el nacionalismo todo es nacional, sean museos, orquestas, archivos, teatros o bibliotecas), participó igualmente de la estrategia consagrando la mayor parte de su programación a recordar al personal la llamada de la patria. Y lo mismo los medios concertados. El más concertado de todos (5,5 millones de euros en 2011), La Vanguardia, titulaba a cinco columnas: “Catalunya dice basta”… ¿Pero basta de qué?

Una reportera se dedicó a preguntar a los asistentes por los motivos que les llevaban allí. Pulsar la opinión de la calle, que se dice ahora. Y estos fueron algunos de los testimonios:

"España nos ha maltratado psicológica, cultural y económicamente durante 300 años”. (María Teresa Espelt)

"¡Nos merecemos otro trato!". (Joan Carles Caballero)

"Ya está bien de ser, como dicen ellos, cornudos y apaleados y encima ser atacados continuamente". (Cristina Mateu)

"(…) España está asfixiando a Cataluña y al final tienes ganas de salir y reivindicar lo que es tuyo". (Esther Valenzuela)

"Quiero independencia. Estoy cabreada con España". (Andrea Nieto)

Uno de los asistentes, el otrora hombre de Estado y Español del año Jordi Pujol, un señor que en Cataluña tiene carácter totémico, se expresaba en los mismos términos: el actual proceso soberanista constituye una “muestra de rechazo al trato” que España depara a Cataluña.
Además de las consabidas estelades y demás ritual identitario, la Marcha sobre Barcelona (que con tal nombre se promocionó, vaya usted a saber por qué) estuvo cuajada de mensajes del tipo: “No al expolio fiscal”, “Basta de genocidio cultural”, “España nos roba”, “Queremos libertad” y otras consignas del estilo.

Los turistas, atónitos, no daban abasto con las fotos. Preguntaban y se escandalizaban – Oh my God, unbelievable!- con las respuestas que obtenían. Es indignante que en Europa y en pleno siglo XXI aún haya pueblos sometidos a semejante colección de abusos, tropelías y humillaciones. Algo así debieron pensar.

Llegados a este punto, vale la pena repasar algunas de las vejaciones a las que son sometidos los nacionalistas por parte del tiránico gobierno de España.
Verbigracia la misma organización territorial del Estado –ahí es nada-, un traje a medida de nacionalistas vascos y catalanes al objeto de dar satisfacción, de una vez por todas, a sus exigencias de autogobierno.
Una estructura administrativa inédita en el derecho internacional y cuyo nivel de descentralización hace tiempo que superó al de cualquier modelo federal conocido.

Veamos. Se acuerda un Estatut d’Autonomia con toda la dotación necesaria para desarrollar un autogobierno quasi ilimitado: Parlamento, Presidente, consejerías, toda suerte de altos cargos, designación libre de miles de nuevos funcionarios, creación de todo tipo de empresas e instituciones públicas, un Defensor del Pueblo –Síndic de Greugues- alternativo al común, radios y televisiones propias, e incluso un Servei Meteorològic de Catalunya, sin duda imprescindible para distinguir las isobaras catalanas de las del resto de España.

Más. Se traspasa Sanidad y todo el Sistema Educativo. Y Justicia. Y los Mossos d’Esquadra. Y la Inmigración. Y Empleo. Y Tráfico. Y una representación internacional de 54 embajadas. Y los Institutos Demoscópicos. Y los trenes de Cercanías. Y un derecho civil particular y difernciado. Y una programación distinta y en catalán de TVE. Y una emisora de RNE –Ràdio 4- dedicada únicamente a dar servicio al Principado. Y Agricultura. Y Cajas de Ahorros. Y medio ambiente. Y comercio. Y capacidad para desarrollar legislación propia. Y los impuestos sobre grandes superficies. Y los medioambientales. Y de Sucesión. Y de transmisiones patrimoniales. Y de ventas de hidrocarburos. Y el 50% del IRPF. Y el 50% del IVA. Y el 58% del impuesto especial de fabricación. Y el 100% de la mayoría de impuestos especiales. Y la totalidad de impuestos sobre la electricidad. Y la promoción de los símbolos de identidad propios. Y la protección, impulso y difusión de la lengua catalana. En la administración, en los medios de comunicación, en los parlamentos, en las escuelas, en la industria editorial, en la cinematográfica y en la red. Jamás tuvo la lengua catalana semejante nivel de reconocimiento y promoción. Nunca antes símbolos y particularidades culturales recibieron semejante impulso institucional.

¿Basta de qué, pues? Basta de mentiras, basta de envenenar a unos españoles contra otros, basta de adoctrinamiento, basta de levantar fronteras, basta de ingeniería social, basta de victimismo sobreactuado, basta de reinventar la Historia, basta de chantajes y basta de promover falsos agravios como táctica de poder.
En definitiva, basta de nacionalismo.


Rafael Núñez Huesca
Periodista – Fundación DENAES

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