miércoles, 7 de septiembre de 2011

L'onze de setembre

1714-2011: 297 anys de resistència
El próximo once de septiembre el nacionalismo catalán celebrará lo que ellos mismos han bautizado, con loable mérito creativo, como Diada Nacional de Catalunya. Este acontecimiento, convertido junto con la lengua en uno de los elementos totémicos del país, es un ejemplo más de la grotesca manipulación histórica de la que se ha servido el catalanismo para justificar su propia existencia.

Como viene siendo habitual en los últimos años, durante la celebración y ofrenda floral a Rafael Casanova se producirán, muy probablemente, insultos, injurias y amenazas a los traidores a la causa independentista o botiflers en terminología nacionalista
En las celebraciones del año 2007 se profirieron incluso amenazas de muerte contra el concejal popular Alberto Fernández. El exaltado -por ser clemente en la descripción- se paseaba el dedo índice por el cuello al grito de tots morts! (todos muertos). La policía acabó identificándolo como miembro de Esquerra Republicana de Catalunya: 


El caudal de patrañas, embustes y tergiversaciones al que ha sido sometido el pueblo catalán desde hace poco más de un siglo ha logrado crear hoy una sociedad a imagen y semejanza del ideario nacionalista. El líder de la Lliga Catalanista Francesc Cambó reconocía en sus memorias que: 

“la propaganda se dirigía principalmente a deprimir el Estado Español y a exaltar las virtudes de la Cataluña pasada, presente y futura.”

Prat de la Riba, maestro del anterior y padre del nacionalismo catalanista, iba un poco más allá en la honestidad de su estrategia: 

“tanto como exageramos la apología de lo nuestro, rebajamos y menospreciamos todo lo castellano, a tuertas y a derechas, sin medida”

Lo cierto es que al principio, los esfuerzos por desvincular Cataluña del resto de España no tuvieron demasiado éxito, según confesaban los primeros catalanistas: 

“(A principios de siglo) éramos muy pocos. Cuatro gatos. En cada comarca había aproximadamente un catalanista: era generalmente un hombre distinguido que tenía fama de chalado” 

 Cien años y muchos embustes después, esos “chalados”, encaramados ya al Gobierno de la Generalitat, proclaman que tal día como hoy hace 297 años “el Estado Catalán perdió su independencia”. Y se fuman un puro.

Si hemos de ser honrados con el pasado, la historia real fue algo parecido a esto: Año 1700, Carlos II el Hechizado muere sin descendencia nombrando como sucesor al trono de España al Borbón y nieto del Rey de Francia, Felipe de Anjou, futuro Felipe V. Inglaterra, Austria y Holanda, resistiéndose a ver roto el equilibrio de fuerzas en el continente proclaman su propio candidato al trono español -Carlos de Austria- desatando la que dio a llamarse Guerra de Sucesión Española. 
Cada candidato representaba una concepción diferente de Gobierno. Carlos de Austria personificaba el antiguo modelo foralista. Felipe V representaba un modelo más centralista, típicamente francés, que pretendía unificar jurídica y administrativamente el territorio. En términos generales la España castellana apoyó al candidato Borbónico y la España del viejo Reino de Aragón al Austracista. 
Pero no fueron ni mucho menos bloques homogéneos, hubo excepciones: el Valle de Arán , las comarcas catalanas del interior, buena parte de Castellón y Alicante, el interior de la provincia de Valencia, las comarcas aragonesas de Tarazona y Calatayud; todas ellas combatieron por el aspirante Borbón. Madrid, Toledo y Alcalá, sin emabargo, se mostraron partidarias del Archiduque Carlos.

Como es sabido, -y al menos en esto aún nadie se ha inventado otra cosa- Felipe V gana la guerra de Sucesión y es proclamado Rey. Barcelona fue el último foco de resistencia -"heroica", según cuentan las crónicas- que capitulará, a manos del ejército Borbónico –integrado, como es natural, también por catalanes-, el 11 de Septiembre de 1714. Y aún en los días previos a la rendición circulaba por Barcelona el bando de Rafael Casanova –hoy mártir del separatismo- animando a los catalanes a: 

Ofrenda floral a Casanova
"Salvar la libertad del Principado y de toda España; evitar la esclavitud que espera a los catalanes y al resto de los españoles bajo el dominio francés; derramar la sangre gloriosamente por el rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España" 

Rafael Casanova, repito, símbolo del independentismo. Cómase Usted eso.

Como es natural, los privilegios de las zonas derrotadas fueron abolidos como castigo a lo que se interpretó como una “traición dinástica”.

Con respecto a los famosos Decretos de Nueva Planta que tan machaconamente  esgrime el nacionalismo como una “agresión histórica a la lengua y a la identidad catalanas”, recordar que la lengua que hasta ese momento se empleaba en la  en la administración y en la justicia era el latín. No el catalán ni el castellano: el latín. Y siguiendo criterios modernizadores -aplicados ya en otros países europeos- se sustituyó en toda España, para asuntos público-administrativos, por el castellano. Nadie ha podido mencionar aún una sola línea de aquellos Decretos en los que se mencionara la tan mentada prohibición del catalán. 

Así, nuevas leyes importadas de Europa (un derecho unificado, una administración global) desmantelaron los residuos de la antigua sociedad feudalizante y supusieron -para Cataluña más que para ninguna otra región española- un notable despegue económico, demográfico e industrial. El nuevo proteccionismo de la Corona facilitó además el comercio internacional (rompiéndose el monopolio castellano del comercio con América) sentando así las bases del desarrollo catalán de los siglos XVIII y XIX.

Por supuesto que no fue hasta 1901, fecha en que esta máquina de crear rencores que es el nacionalismo echó a andar, cuando se estableció, por arte de magia, que en un día como hoy hace exactamente 297 años, Cataluña dejó de ser una nación libre y soberana para verse sometida al yugo fascista y casposo de España, Franco, los Reyes Católicos y el Real Madrid.

2 comentarios:

  1. Toda construcción de la identidad individual viene de la mano de una mitología previa, de una historia editada y de unos atributos diferenciales ("ser catalán es ser tal o cual cosa", "ser español en cambio es ser tal o cual otra", etc)
    Nadie tiene razón, ni cuenta la historia correcta. Esto es, porque la cultura construye al hombre de manera contingente y porque el valor de verdad es inaplicable. Son dilemas históricos determinados por tomas de conciencia individuales.
    A mi me chocan los nacionalismos de todo cuño precisamente porque son construcciones de tipo infantil similares a los dogmas religiosos. Pero en todo caso, es mi opinión.
    Alguna vez te lo he dicho, sin Franco y su violento repaso a la España disidente, sus 40 despreciables años, Cataluña sería menos espesa y ombliguista, menos cerrada e insolidaria.

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  2. Juampi, te reconozco que todo grupo humano, todo pueblo, toda nación precisa de sus mitos fundacionales. Los de España como conjunto nacional fueron, según al historiador que le preguntes, el matrimonio de Isabel y Fernando y la consecuente unión de sus coronas: Castilla y Aragón, la resistencia contra el francés y la Constitución de 1812 e incluso la Hispania romana, a la que los itálicos ya trataban como una unidad política. Sea cual fuere, todas estos avatares se dieron, ocurrieron, nada se inventó, probablemente porque no se precisó invención alguna: la historia misma hizo su trabajo.
    Cosa muy diferente ocurre con la élite nacionalista catalana que reinterpreta -cuando no miente abiertamente- para adecuarla a sus intereses de "construcción nacional". Por cierto que esta palabra reconoce implícitamente que tal nación no existe: se está construyendo.
    Con respecto de los 40 años de dictadura, es cierto, con su represión y su voluntad uniformizadora generó victimismo y dio alas a ciertos regionalismos. Pero precisamente por eso, sin Franco, en democracia, con un país absolutamente descentralizado donde se respetan y alientan las lenguas y culturas regionales el nacionalismo debería haberse apaciguado, mas ocurre lo contrario: el separatismo se sirve de las herramientas del sistema para su proyecto de ingeniería social.
    Un abrazo fuerte chaval.

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